sábado, 1 de septiembre de 2007

Mirá lo que encontré


En tanto he incursionado... pintura, teatro, tango, canto comunitario, escenografía, fotografía... en una época juntaba escritos varios y me había hecho un diccionario personal donde definía palabras según me había tocado vivirlas, que sé yo...

Anoche disfrutando de ese rato de soledad que a veces tengo, me gusta mucho disfrutar de estar conmigo, jeje, las primeras veces que estaba sola, me acuerdo que hacía todo junto y a la vez: ponía música subiendo el volumen hasta sentir que quedaban todos los rincones inundados, los de la casa, los de mi alma... me fijaba si más tarde daban alguna vieja buena película pa' disfrutar, mientras preparaba una paleta de colores según el ánimo, mientras calculaba cuánto tardaría después en planchar la pilita insoportable de ropa, acompañada de un block y una lapicera para anotar esas frases que no sé porque me resuenan en el marote y con las que generalmente después no hago nada (...), pasaba largo rato tras la definición concreta del como algo o me tomo unos mates... a lo que generalmente sucedían los mates... o una copa de buen tinto y una picada improvisada... más saber que el desparramo que hiciera de cosas varias, mal que mal tenía que quedar ordenado antes del inicio de los dulces sueños, porque al día siguiente me tocaba laburar desde más temprano que de costumbre y eso de volver de trabajar y encontrar la casa con resaca no me hacía gracia... pero bué; más o menos así era el desesperante poco tiempo de soledad, ahora 'ta más organizada la cosa, bah, en realidad trato de no ponerme como objetivo hacer tooodooo, selecciono (no sé porque siempre queda descartada de movida la pilita de ropa para planchar...).

Me fui para cualquier lado, por las ramas diría Alicia, mi seño de 5º, pero es lindo, no me vas a decir que no te pasa, encontrarte con alguien y que la primera pregunta sea de lo más formal, aburrida o estipulada y que en cuestión de minutos sea algo así como un ida y vuelta de fascinantes palabras que no hacen más que hacerte volar en el sentido que sea, o que en cosa de un rato no más, llegues al máximo de tus carcajadas en un ping pong de absurdas humoradas, de golpe te das cuenta que se fueron por las ramas y más allá también. Y está bueno...

Volviendo, anoche me puse a leer cosas guardadas de hace años, cartas, amores, puemas, y entre tanto encontré este relato popular colombiano que hasta donde sé es de un autor anónimo... la verdad es que jamás me propuse averiguar si es tan así. Anoche hablando de vuelos y aviones alguien me decía que nunca había podido entender como algo tan pesado como un avión, vuela; sinceramente, me considero capaz de entenderlo pero escapo a esa explicación, elijo quedarme con la magia que se siente... Otra vez me escapé...

Ok. Ahí va, lo transcribo y ya...:

"Cuentan que cuando aún no existían ni el hombre ni la mujer sobre la Tierra, estaban sueltos por el mundo, sin saber en quien encarnarse, las virtudes, los sentimientos y los defectos.

Una tarde de lluvia estaban todos reunidos y estaba el aburrimiento, tan aburrido que se le acercó la ternura y le dijo:

-¿Y si jugamos a algo?-

-¿A qué?- le contestó el aburrimiento.

-Bueno... no sé... podría ser... a... ¡a las escondidas!-

-Yo cuento-gritó la locura- uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,...- porque era una desaforada desde entonces.

La pereza no sabía donde meterse. La ensoñación encontró unas nubes rosadas detrás de la tormenta y se metió allí. La dulzura dijo que se iba a esconder detrás del rumor de unos panales. La suavidad, en un campo de algodón... La mentira dijo que se iba a esconder detrás de una piedra, pero, mentirosa se escondió en un bosquecito. La pasión, en el medio de una fogata.

Y llegó el momento enque la locura estaba contando: - 88, 89, 90, 92, ...- ¿Y el amor? El amor no encontraba su lugar. De pronto quiso esconderse detrás del tronco de un rosal, pero éste era tan delgadito que pensó que lo iban a descubrir. Entonces, viendo la tierra húmeda, se escabulle debajo de sus raíces.

-98, 99, ¡100!- gritó la locura, se dá vuelta y se tropieza con la pereza, que no se había movido del lugar.

De pronto, encuentra a la pasión en medio del fuego, ve al rencor entre las espinas, a la injusticia entre la basura. Trae a la ensoñación desde las nubes... Y llegó el momento en que ya tenía a todos reunidos, pero estaba loca porque le faltaba el amor.

Y fue entonces que la traición le dice:- Debajo de las raíces del rosal- murmurando por lo bajo. Va la locura, se fija y no encuentra al amor a primera vista. Entonces se vuelve más loca, busca una horquilla, la hunde con desesperaciónen la tierra humeda... y se escucha un grito desgarrador. De entre las raíces sale el amor con los ojos ensangrentados.

-¡Ay, locura!, ¿Qué me has hecho?-

-¡Ay, amorcito! Eso me pregunto yo. ¿Qué puedo hacer ahora?-

-Se me ocurre- dijo el amor- que ya que me has quitado los ojos, podrías servirme de lazarillo-

Y es desde entonces, claro, que por el mundo va el amor ciego siempre de la mano de la locura"

¿Qué decir? Que lo acompañe la locura está bueno, con su desenfreno, no sé, en el buen sentido de la locura, salen maravillas... Pero creo que el problema está en la horquilla, esa especie de tridente que se usa para remover la tierra, se me ocurre... cuando el diablo mete la cola... Podría haber agarrado otra cosa... una pala... no, a ver si le cortaba la cabeza y moría desangrado, o algún otro al verlo acéfalo tomaba su lugar...en la desesperada lucha por el poder..., por ocupar la cabeza..., y hacer en nombre del amor...nooo. Pero la desaforada, ¿no podría haber usado las manos?, claro que también, loca como estaba, seguramente lo sacaba de los pelos y... las cosas traídas de los pelos... Creo que con caricias, susurros, palabras sinceras, con ayuda de la dulzura hasta salía solo ¿o no?

Pienso, porque a veces hasta es un problema...cuando uno se deja llevar por ese enceguecido amor que, obviamente, no puede ni espiar, puede caer en un mundo tan lejano a lo que creía, tan distante de lo que anhela...que de haber podido pispear un poco se hubiera evitado más de un quilombete...¿no?

2 comentarios:

Taio dijo...

Me encantó la historia "anónima" que contaste... si el amor no fuera ciego y un poco loco, sería un embole... Gracias por recomendar mi blog!! Haré lo mismo... entre gauchos no nos escupimos el asado, qué va!
Ta lueeego...

Taio dijo...

Me olvidaba: la pilita de ropa para planchar es una sombra que persigue donde sea que vayas. Harta de su persecuta, hice algo práctico: la maté. Ya no plancho, a menos que sea ABSOLUTAMENTE inevitable... y así y todo, la planchada es "por arribita". Hay tantísimas cosas más copadas para hacer con ese precioso tiempo...