miércoles, 19 de septiembre de 2007

Duelo

Dolus. Duelo. Duele. Dolor... Amor. No es otra cosa. Amor que muere. Final que duele. Partida, duelo. Esquivado. Triste. Desencajado. Silencioso. Sentido. Incomprendido. Inesperado. Personal. Necesario... Ansias de que al pasar se lleve el dolor… el dolor de ya no ser, ansias ilusas de que llegue el olvido, que se convierta en recuerdo, que nos dé respiro. Ese dolor temido que cuando empieza queremos que pronto termine, sin detenernos a pensar que el alma lo necesita... es el único que acompaña al tiempo a dibujar las cicatrices... esas que con los años nos definen, que son parte nuestra, de nuestro pasado, de nuestro presente. Y luego sentir, sin cuestionar, que el dolor sentido no es más que amor vivido, vívido. Amor de ser, de tener(te), de estar...Rupturas, muertes, cambios fuertes, infinidad de situaciones, se tornan en cicatrices que sentimos al acariciar el alma. Sus formas... algunas tan pronunciadas, profundas, tocándolas con los ojos cerrados, aún las vemos. Otras que ya ni reconocemos... Las hay con las comisuras hacia abajo -no me pidas que te hable de ellas, cuando no quiero hacerlo-... Y esas que asemejan tiernas sonrisas, con los suaves colores del recuerdo... Como la brisa de la primavera pinta de azul el cielo nublado, como tus caricias despejan mi cara de mechones empecinados... el duelo saca el dolor del corazón, cambiando lágrimas por íntimas marcas que pocos ven, marcas con sonido de amor. Despoja el camino de esos brotes de sufrimiento –hasta el más aferrado- y planta recuerdos en el alma...

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